La leyenda de la bella Susona. Una mujer fatal del siglo XV.

La leyenda de la Susona.

Una bella judía que vivió en la Sevilla del siglo XV.

Susona es el apodo con el que se le conoce a Susana Ben Susón, que fue una judía de Sevilla del siglo XV.

Según la leyenda, Susana Ben Susón era conocida por su belleza. Era conocida como la «Fermosa Fembra». Tanto se creyó los piropos que le decían que decidió sacar partido de ello y utilizarlo para poder ascender socialmente de posición. Para ello, entabló relaciones amorosas con un caballero cristiano muy bien posicionado. Todas las noches esperaba a que su padre se fuese a dormir para correr al encuentro de su amado. Sin embargo, una noche quiso el destino que escuchara algo que jamás debió de haber escuchado…

Adentrémonos un poco en la historia para comprender la magnitud de los hechos que acontencieron….

Los judíos fueron un colectivo oprimido en Europa durante la Baja Edad Media. A finales del siglo XV, en 1478, bajo el reinado de los Reyes Católicos, se fundó en España la Inquisisión. Y hacia el 1480, un grupo de judíos tramaron una conspiración para desestabilizar el Estado. Uno de sus cabecillas fue precisamente el padre de Susona, llamado Diego Susón. Por consiguiente, los conspiradores se reunían en casa de Diego Susón para organizarlo y prepararlo todo. Entre sus planes se encontraban llevar a cabo levantamientos violentos en las principales ciudades. También pretendían liberar a presos para que produjeran desórdenes. Y además estaban dispuestos incluso a beneficiar el poder musulmán.

Amor y miedo que condujeron a la peor de las traiciones.

Susona Ben Susón escuchó aquella noche el complot que su padre Diego Susón y otros cabecillas judíos estaban planeando. Por más que no quería delatar a los suyos y a su padre, finalmente fue a avisar a su amado, pues tenía miedo de que pudiera resultar herido. Por consiguiente, su amor por aquel hombre acabó siendo la causa de su propia desgracia. Y todo porque dicho caballero cristiano acudió al asistente mayor de la ciudad de Sevilla, Diego de Merlo, para informarle de lo que le había contado Susona.

Por consiguiente, Diego de Merlo se presentó con tropas una noche en casa de Diego Susón a una de las reuniones y arrestó a todos los judíos allí reunidos. Fueron encarcelados y al tercer día fueron ahorcados en Tablada.​ El grupo lo formaban Diego Susón, Bartolomé Torralba, los hermanos Aldalfe de Triana, Pedro Fernández de Venedera, Juan Fernández de Albolasya, Manuel Saulí  y unas veinte personas distinguidas procedentes de Sevilla, Carmona y Utrera, entre las que se encontraban tanto mercaderes como escribas.​

El triste final de la bella judía Susana Ben Susón.

La judía Susona se sintió sumamente arrepentida y con un gran sentimiento de culpa por haber traicionado a su padre. Por consiguiente, decidió ir a la catedral y pedir ser bautizada y confesada. Ambos sacramentos corrieron a cargo del arcipreste Reginaldo Romero. Sin embargo, Susona Ben Susón no encontró consuelo alguno. Y además la bella Susona sufrió el desprecio de toda la comunidad judía. Pero lo que acabó destrozando su corazón en mil pedazos fue precisamente que aquel por quien lo había dado todo, la acabara rechazando y no quisiera saber nunca más nada de ella.

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Frente a tales desgracias, la bella Susona sólo vio una salida posible. Acabó retirándose a un convento de clausura para nunca más volver a salir de él. Y a su muerte dispuso en su testamento que quería que separaran su cabeza de su cuerpo. Quería que su cabeza fuera colgada de la puerta de su casa, en el barrio Santa Cruz de Sevilla. Pretendía recordar a la gente por siempre jamás su traición. Aunque además deseaba advertir a las generaciones futuras de hasta donde le había llevado su locura de amor juvenil.

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Testimonios actuales de aquella triste historia que se convirtió en leyenda.

Como resultado, la cabeza de Susona Ben Susón permaneció ahí, al menos, hasta el 1600, cuando decidió retirarse debido a lo tétrica que resultaba. De hecho, la calle más cercana fue antaño llamada calle de la Muerte debido a la calabera de la judía Susona. Pero afortunadamente, en la actualidad hay sobre su antigua casa un azulejo que muestra la calavera y esa tétrica calle de la Muerte pasó a llamarse calle Susona.

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By |1 enero 2018|

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