¿Por qué hay una calle en Sevilla llamada calle de Don Pedro Niño?
Cerca de San Juan de la Palma hay en Sevilla una calle que se llama calle de Don Pedro Niño porque en ella vivió antaño dicho personaje. Su fama hizo que un cronista del siglo XIV, que era contemporáneo suyo, escribiese un curioso libro acerca de su vida. Este manuscrito se encuentra en la Real Academia de la Historia, en Madrid.
Don Pedro Niño era descendiente del rey Alfonso X el Sabio, aunque por línea de bastardía. Concretamente, era el tataranieto de Don Alfonso el Niño, el hijo bastardo del rey Alfonso X el Sabio y una señora llamada Doña María Daulada, que se crió en el propio Alcázar de Sevilla, muy a pesar de la reina doña Violante, para quien resultaba ultrajante y humillante la presencia del bastardo de su marido.
Don Pedro Niño tuvo una extraordinaria suerte que le acompañó desde la más temprana infancia. Y es que salió airoso de hazañas y sucesos que a otros les hubiera costado seguramente la vida.

¡¡Conozcamos algunas de las hazañas del persoje que se esconde tras la calle sevillana de Don Pedro Niño!!
Don Pedro Nuño salvador de un rey.
Entre las hazañas y peripecias de Don Pedro Niño está el haber salvado de un peligro cierto al rey Enrique III. Pero no sólo consiguió salvar al rey sino también al resto de tripulantes que iban a bordo de una falúa. Esto sucedió en el año 1394 y Don Pedro tenía 16 años de edad.
Gracias a este hecho, le fue concedida una plaza para aprender el oficio de la navegación en una de las galeras reales que se encontraban en el puerto de Sevilla.
Por consiguiente, cuando tenía tan sólo 25 años era ya todo un experto navegante. Y así fue como el rey lo puso al mando de dos galeras repletas de hombres experimentados en la mar, treinta hidalgos de armas y Juan Bueno. Juan Bueno era antaño considerado el mejor marinero de todo el territorio hispánico. Hay que destacar en dicha misión la gran matanza de moros que llevaron a cabo en las tierras africanas.
Don Pedro Nuño escapa a un doloroso y trágico final.
Por otro lado, cabe destacar la hazaña de la increíble curación de unas terribles heridas. Tales heridas se las hizo siendo capitán de dichas galeras. Sin embargo, la importancia de tal hecho no era tanto por la gravedad de las mismas sino por el hecho de haber resultado infectadas a causa del largo viaje y la humedad del mar.
Y es que cuando Pedro Niño regresó a Sevilla con su tripulación, el médico vio preciso cortarle un pie para conseguir salvar su vida.
Pero Pedro Niño se negó rotundamente diciendo lo siguiente:
“Si la hora es llegada en que yo debo morir, sea hecho en mí lo que a Dios place. Que al caballero mejor le es morir con todos sus miembros juntos, según Dios se los dio, que no vivir lastimado o menguado y no servir para bien ninguno”.
Por consiguiente, Pedro Niño no se dejó cortar el pie. No obstante, al poco tiempo consiguió curarse completamente, sin quedarle como secuela la más mínima cojera.
Y, de esta manera, la ciudad recuerda a este personaje al dedicarle una calle de Sevilla: la calle de Don Pedro Niño.