¿CONOCES LA LEYENDA DEL HOMBRE DE PIEDRA?
Antes de conocer esta leyenda hispalense, es preciso recordar una ley del siglo XV, según la cual el rey don Juan II dicta que toda persona se arrodille al paso del Santísimo Sacramento aunque estuviese en el barro, al igual que si fuera moro mayor de catorce años, o como castigo perderían la cablagadura o las vestiduras.
«EL REY DON JUAN LEY, LEY 11:
El rey i toda persona que
topare el Santísimo Sacramento
se apee, aunque sea en el lodo
so pena de 600 maravedises
según la loable costumbre desta ciudad,
o que pierda la cabalgadura,
y si fuere moro de catorce años arriba
que hinque las rodillas
o que pierda todo lo que levare vestido…»
Pues bien, una vez entendida esta ley se puede narrar esta leyenda de Sevilla que se oculta en el barrio de San Lorenzo, donde se llamó a una calle «Hombre de piedra», puesto que desde siglo XIII al XV la calle se denominó «Buen rostro».
Dice la leyenda que en esta calle había una taberna, y al oir los rezos de la comitiva del Santísimo Sacramento que se acercaba camino de dar la extrema unción a un enfermo, los bebedores de la taberna salieron y se arrodillaron al paso de la comitiva. Entre estos clientes se encontraba Mateo «el rubio», que en demostrar a los otros que se arrodillaban como mujeres y pregonó que él no se arrodillaba.
…Y allí permaneció para siempre convertido en piedra y hundido hasta la rodilla en el suelo debido a un rayo que le cayó. Quedó petrificado por pecador blasfemo que se atrevió a desafiar a Dios.
Debido a este escarmiento, desde el siglo XV la calle se llamó «Hombre de piedra», donde aún existe la estatua ya desfigurada por el tiempo.